Estrategia y Objetivos
Si
no tenemos los objetivos claros, no podremos definir una estrategia.
Al igual que muchas personas no se marcan unos objetivos, existen
departamentos de TI en grandes organizaciones que les come el día a
día, apagando fuegos, que no se paran a pensar hacia dónde van y si
lo que están haciendo está alineado con los
objetivos que
el Gobierno de TI
les
ha fijado.
El
problema crece cuando el propio Gobierno de TI no define unos planes
estratégicos a largo plazo, entre tres y cinco años, que estén
alineados y sean consistentes con las metas y objetivos de la
organización, sino que quieren llegar a la meta cuanto antes,
deprisa y corriendo.
Entre
otras cosas, un
plan estratégico de TI debería comparar el coste de mantenimiento
de los sistemas existentes con el coste de nuevas iniciativas o
sistemas que sustenten la estrategia del negocio.
Todas
las organizaciones cambian y evolucionan, por lo que hay
valorar qué tengo y a dónde tengo que ir, ¿me sirve todo lo que
tengo? ¿hay que comprar algo? ¿qué no necesito? ¿externalizo?
Si
una de las opciones de la estrategia de TI es externalizar, es
necesario evaluar qué servicios puedo externalizar y cuáles no,
porque puede
haber
servicios que por su criticidad, confidencialidad y/o riesgo siempre
es mejor no externalizarlo. No
olvidemos que la principal ventaja de los entornos Cloud Computing es
el pago por uso, y al igual que las organizaciones pagan por la
electricidad, el gas o el agua, ahora tenemos la posibilidad de pagar
por el uso de servicios de TI. Además,
si finalmente se decide por externalizar un determinado servicio,
debemos asegurarnos que las TI continúan alineadas con los objetivos
del negocio, los sistemas son seguros y el riesgo está gestionado.
Si esto es un reto en cualquier entorno, aún más complejo cuando se
externaliza el servicio.
Independientemente
de si se externaliza algún servicio o no, se debe analizar, gestionar y tratar los riesgos
para no desviarnos de los objetivos marcados por el Gobierno de TI.
Ante cualquier circunstancia o evento que
pueda provocar daño a un recurso de información de la organización
como destrucción o revelación/fuga
de la información, modificación de datos y/o denegación de
servicio, se
debe tratar la amenaza para evitarla (eliminar el riesgo, eliminando
la causa), mitigarla (reducir la probabilidad o impacto del riesgo
definiendo, implementando y monitorizando los controles
adecuados), transferirla (compartiendo el riesgo o transferirlo a un
tercero) o aceptarla
(aceptando el riesgo y monitorizándolo).
A
veces la estrategia de TI es tan ambiciosa que requiere centros de
proceso de datos redundados en diferentes ubicaciones geográficas
proporcionando alta disponibilidad ante cualquier desastre. Sin
embargo, a veces olvidamos que un buen plan de continuidad del negocio y recuperación de desastre
debe cuidar también
la reputación, la marca y la imagen de la organización, donde ante
un incidente grave nadie debe dar explicaciones en público, excepto
el portavoz, independientemente del rango en el que se encuentren.
Tan
solo hay que recordar la expresión “No ha pasado nada” del
portavoz de Deloitte mientras se quemaban sus oficinas en el edificio
Windsor,
es
un claro mensaje para intentar calmar la situación.
En
definitiva, el Gobierno de TI debe
agarrar
el timón
del
barco y todos los departamentos de TI deben
remar
hacia la misma dirección para
cumplir con los objetivos del negocio, de
esta manera hemos presentado la importancia de tener en cuenta la
gestión de riesgos, la externalización de servicios y esbozado la
importancia de cuidar la reputación en los planes de continuidad y
desastre del negocio.
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